jueves, 29 de marzo de 2012

Enlaces covalentes



Recuerdo como la maestra de ciencias nos hablaba de átomos. Pequeñas unidades que lo formaban todo; todo. Tantas complejidades sumidas en una simple explicación. Pero tanta simpleza suena sublime. El problema del átomo comienza cuando hay más de uno. Cuando un átomo se encuentra con otros átomos, sus cargas electromagnéticas pueden atraerse de forma tal, que dicha atracción irresistible los haría unirse y compartir estas energías para dejar su inestabilidad y buscar una unión más estable y duradera.

No se como después de tantos años, cada vez que pienso en uniones físico-espirituales entre seres más complejos, como lo somos nosotros los humanos, no puedo evitar pensar en enlaces covalentes y moléculas. Pareciera que estas ideas solo pertenecieran a los científicos locos, metafísicos y a los libros que intentan conciliar ideas del microcosmos con el macrocosmos, nosotros y los astros y los enlaces entre signos zodiacales. Pero esto no es ciencia-ficción. El mismo problema confrontan los seres: se mueven de la inestabilidad a la estabilidad, y no conformes con la unión entablada, buscan puentes entre otros seres sin abandonar los primeros. De estas uniones surgen nuevos seres que llegan al mundo, y quienes de igual forma,en la adultez comienzan el camino del apareamiento.

Estas uniones, desuniones y movimientos de energías de inestabilidad a estabilidad y viceversa es lo que compone nuestra realidad; nuestro Universo. Este constante movimiento que trasciende la vida y se transforma. El Eterno ciclo del mundo material y de esas cargas energéticas que no vemos; que solo sentimos en nuestros adentros.

Reflexionando sobre esto; parece irreal que vivamos un mundo de estructuras finitas, inamovibles y falsamente estables que nos impone la cultura; la Iglesia y la familia. El ser consciente vive abnegado y reprime su propia naturaleza: la de vivir en el traspaso de energías, acumulación de energías, para luego soltar y continuar en la búsqueda del insaciable conocimiento del ser. Ese observador que experimenta el viaje astral por eones de eones y de vida en vida, intenta detener el tiempo suprimiendo lo que no debe suprimir.

Y mientras creemos ilusoriamente estar al tope de la cadena alimenticia, al igual que muchos en este individualismo; en este conglomerado de seres, se nos va la vida en busca de lo más alto que ofrece la estructura de la sociedad en la cual nos encontramos inmersos. Este falso logro y fascinación con adquirir bienes materiales, esconde tras de sí la sustitución que nos quieren vender de que con estos bienes, llenaremos nuestros vacíos energéticos. Nos venden la ilusión de estar más conectados que antes gracias al internet. La realidad es que el internet crea apatía humana; nos reconforta la mente, pero no el cuerpo.
El calor humano es la emanación de la energía que nos atrae a crear empatía y no querer declararle la guerra a tu hermano humano. No nos dejemos engañar, porque para lo que realmente estamos aquí es para hacer enlaces, crecer energéticamente y ser verdaderamente felices.

"Felices aquellos que beben a plenitud hasta saciar las ansias de lo que sus átomos les exigen."